lunes, 10 de enero de 2011

NAZCA



Mis ojos se empaparon
en un oasis sin vergeles.

En él, las estrellas fugaces
adquieren perpetuidad
al inmortalizar su estela
en la tierra, pariendo sin esfuerzo
un desierto cuajado de caminos.

Allí las sendas son antiguas,
y se retuercen tallando la historia,
despeinando la tierra,
y enredando conciencias
para ubicarlas en la nada.

Allí la luna se acomoda
y la risa se transparenta.

Allí el silencio se funde
con la estridencia que late.

Allí la tierra se venera
y las montañas hablan.

Allí la puesta de sol
ritualiza el final del día,
indicando el punto exacto
donde se encuentra el tesoro.

Quien vió la luz apuntándole al pecho
dejó de buscar “y se hizo camino”.

7 comentarios:

impersonem dijo...

Allí hay muchas incógnitas trazadas con líneas...

Bonita decripción poética de ese lugar tan enigmático María.

Me alegro de poder leer de nuevo tu poesía.

Feliz 211.

Besos.

The Pink Glasses dijo...

qué poetisa estás hecha María. Me gusta y me sorprendes. Cada verso es super intenso. Ya te queda poco y no me extraña que la vuelta al Perú te inspire tanto. Buena suerte amiga.

María dijo...

Impersonem, yo también me alegro mucho de verte y mis mejores deseos van allí dónde estes. Un abrazo y gracias, como siempre, por tus cariñosas palabras.

María dijo...

Hola palentina guapa!!! Muchas gracias y ya tendrás noticias nuestras ya.....estos contactos no se pueden perder....Mil besotes.

Carmen dijo...

Ya veo que empiezas el año con energía, a ver si se me pega algo y encuentro la inspiración que tú encuentras para que te salgan poemas tan bonitos como este.

Feliz año.

Valero dijo...

¡¡¡¡Qué alegría volver a leerte!!!!


¿Y qué cuentan las montañas?

trovador errante dijo...

Hola María,

Me alegro al descubrir que has vuelto por acá...para ponerle palabras bellas a sensaciones que requieren silencio y que cuestan hacer verbo...y te ha salido genial, claro y lúcido...

Buen viaje y empápate de la conexión de las montañas peruanas...aunque es una lástima que el camino Inca esté tan masificado...ahí no se acaban los caminos...

Un abrazo,
Kike